Cada vez hay más personas que tienen conciencia ecológica en su vida diaria y aplican las “tres erres”: reducir, reutilizar y reciclar. Separamos la basura, compramos frutas y verduras de origen biológico, descartamos los sprays para no destruir la capa de ozono… pero, ¿qué hay del sexo? De entrada se puede pensar: ¿qué tiene que ver el sexo con la ecología? El sexo es bueno, bonito, barato y no daña el medio ambiente… Este libro demuestra, sin embargo, que puede ser poco sostenible según cómo, dónde y con qué -o con quién-lo practiquemos. La misma organización Greenpeace lanzó hace unos años el decálogo del sexo ecológico, con consignas tan sencillas como apagar las luces, ahorrar agua con duchas de pareja y hacer el amor en vez de la guerra. Este libro va mucho más allá, porque propone prácticas ecológicas para cada situación sexual. Incluye: masajes sensuales como alternativa al Viagra, cómo organizar orgías y otras fiestas sostenibles, los mejores afrodisíacos ecológicos, etc.