EMMETT ATWATER PENSÓ QUE PARTICIPAR EN EL JUEGO DE BABEL SERÍA ALGO FÁCIL: CONSEGUIR LOS PUNTOS, GANAR LA RECOMPENSA Y REGRESAR A CASA. PERO NO TARDÓ MUCHO EN DESCUBRIR QUE EL CONCURSO ORGANIZADO POR BABEL ESTABA LLENO DE PROMESAS ROTAS, Y CADA UNA DE ELLAS MÁS OSCURA Y MALIGNA QUE LA ANTERIOR.