TODOS TEMEMOS EL DOLOR, Y HACEMOS CASI CUALQUIER COSA POR EVITARLO: RECHAZAMOS ACTIVIDADES QUE ANTES DISFRUTÁBAMOS, TOMAMOS MEDICAMENTOS POTENCIALMENTE ADICTIVOS, INCLUSO NOS SOMETEMOS A CIRUGÍAS COMPLICADAS. PERO UNA Y OTRA VEZ, LA EXPERIENCIA HA DEMOSTRADO QUE LOS ANALGÉSICOS Y LAS INTERVENCIONES QUIRÚRGICAS SUELEN SER INSUFICIENTES CUANDO TENEMOS QUE LIDIAR CON EL DOLOR CRÓNICO.