BENEDICTO XVI es el primer pontífice electo en los fragores de la Era de la Información. Puesto que Juan Pablo había logrado una relación natural entre su antiguo oficio y los modernos medios de comunicación, su sucesor aprovechó, necesariamente, parte de esa aura fotogénica para consolidar la imagen de la más alta representación eclesiástica. Y con su cabellera como el plumaje de una blanca paloma, que hace juego con la vestimenta papal, y una autoridad incuestionable, Benedicto se convierte de hecho en un objetivo fotográfico digno de atención. Sin embargo, es evidente el poderío tanto de sus ideas como de su imagen personal frente a sus seguidores.